La primera vez que oí hablar sobre este libro fue en una entrevista en Radio Nacional y su argumento me pareció excepcional. Según se puede leer en la página oficial:
En 1990 el retrato del doctor Gachet de Van Gogh fue subastado en Christie’s por la cifra récord de ochenta y dos millones y medio de dólares. Lo compró el millonario japonés Ryoei Saito.
Enfadado con el gobierno japonés por los impuestos que le reclamaban por el cuadro, Sayto anunció en una rueda de prensa mundial que el lienzo de Van Gogh desaparecería con él.
Desde su muerte, en 1996, nada se ha vuelto a saber de la obra en el mundo del arte. Un misterio que ha hecho correr ríos de tinta y ha dado pie a todo tipo de especulaciones.
La verdad es que como historia me parece increíble y coincido con Matilde Asensi que es una historia que merece ser contada y puede ser la base de una gran novela. Pero se queda en solo eso, un gran argumento que se queda en agua de borrajas.
No voy a decir que me pareció un bodrio infumable. No, de hecho me lo acabé en un par de días y hubo alguno aspectos que me parecieron muy interesantes como por ejemplo todo lo relacionado con la vida de Van Gogh o la cultura japonesa.
Lo malo es que me recordó a la película “La búsqueda” en la que el protagonista, Nicolas Cage, se enfrenta a una serie de acertijos que le llevan a encontrar un fantástico tesoro. Sin embargo en este caso, las pruebas me parecen muy similares, para mi le falta tensión narrativa y los giros que da la trama me parecieron muy previsibles.
La verdad es que no se lo recomendaría a nadie. Seguro que hay muchos mejores libros sobre cultura japonesa o sobre Van Gogh. Lo único bueno que puedo decir es que lo leí rápido y no se me hizo cuesta arriba, pero para mí eso no llega para recomendar un libro.