El título hace referencia al tiempo de vida que ha compartido con su padre. Tras la muerte de su progenitor, el autor siente la necesidad describir la relación que han mantenido ambos, despojándola de ficciones y con la intención de “trazar una semblanza ecuánime en la que resaltando sus virtudes (las del padre), no velara sus defectos”.

Se trata de una narración de vivencias en primera persona. Relato íntimo. Un desnudamiento que aturde por ser directo, cortante y sincero.

Las  razones que lo conducen a esta revelación tan íntima, real y auténtica son, entre otras, el recuperar la rutina de escribir; tener la satisfacción de estar contando una historia feliz aunque no exenta de crudezas; apropiarse de su memoria por medio de la escritura y prolongar la vida de su padre en la suya.

Su condición de hijo único hace que la necesaria ruptura con el padre sea aún más difícil. Lo cree así, porque el que no tiene hermanos tiende a sobrestimar a sus padres, se siente inseguro, la soledad lo ahoga, percibe con intensidad la traición, el amor, la admiración o el deber; tiende a magnificar y sacar conclusiones infinitas de cada suceso y no puede descargar en los demás por esa condición de su propio ser único.

Sentirás la pérdida de su padre como la del tuyo propio, porque nuestras cuitas no son nuestras en exclusiva.

Nota: Marcos Giralt Torrente es hijo del pintor Juan Giralt Ortiz y Marisa Torrente Malvido, nieto de Gonzalo Torrente Ballester. Su madre reside actualmente en Corcubión.

 

 

 

 

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