Uno se encuentra un poco acomplejado cuando tiene que reseñar un libro como Nada. Ya no solo por lo exitoso que fue en el momento de su publicación (1947), de hecho fue el ganador de la primera edición del Premio Nadal, sino por todo lo que supuso en el insulso ambiente literario de la España de la postguerra. Esto me lleva al problema con esta clase de libros: si dices que no te ha gustado, recibirás críticas corrosivas tildándote de una especie de analfabeto con ínfulas que se permite despellejar una obra maestra y si por lo contrario lo pones por las nubes pues simplemente eres uno más que se sube al carro. Así que, como hago siempre, os contaré humildemente lo que pienso sobre este libro sin preocuparme si ofendo a unos o a otros.

Nada

Nada cuenta la llegada a Barcelona de Andrea, una chica de provincias (me encanta esa expresión), para estudiar en la Universidad. Allí va a vivir con su familia, opresiva, violenta, venida a menos, que contrasta con sus amigos de la Universidad, jóvenes, ricos, guapos. Poco a poco vamos conociendo mejor tanto a sus familiares como a sus amigos, pero realmente lo interesante de este libro no es tanto la trama en si, como la descripción de los personajes y de la sociedad.

En parte me recuerda a “Bitna bajo el cielo de Seúl”, del Premio Nobel francés J.M.G. Le Clézio, ya que son dos chicas que dejan el campo para estudiar en la universidad de una gran ciudad, aunque debo reconocer que eso es lo único en lo que se parecen las dos novelas, aparte de ser muy recomendables.

La primera vez que leí Nada fue hace unos treinta años. En clase de Literatura Española de COU se citaba a Carmen Laforet, pero su lectura no era obligatoria, pero como el profesor nos la recomendó encarecidamente poco después me puse con su lectura. De aquella vez solo me acordaba de que me había dejado un grato sabor de boca. De esta segunda lectura que acabo de hacer os puedo asegurar que me ha gustado mucho. Laforet es sin duda una de los mejores escritores de la posguerra. Consigue introducirnos en esa sociedad oprimente que algunos desgraciadamente parecen añorar, pero a la vez es un libro fácil de leer, en el que su protagonista te encandila por su ingenuidad y ganas de vivir.

He dudado si calificar este libro como “muy bueno” o “imprescindible”, al final me he decido por esa segunda etiqueta ya que creo que Nada ha significado mucho en la literatura de este país y porque en este tiempo de resurgimiento de la extrema derecha vale la pena mirar atrás y ver si queremos volver a una sociedad oscura, injusta, en la que no existen las libertades que tanto nos han costado conseguir, en las que mujeres valían Nada, por lo que me parece totalmente imprescindible su lectura para no olvidar.

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