Hay libros de los que me cuenta mucho escribir una reseña. Muchas veces es porque creo que me he perdido algo, que no he comprendido la maravilla que estaba leyendo o simplemente porque no tengo mucho que decir.
En este caso me decidí por este libro ya que, además de que Peter Handke recibió el premio Nobel de Literatura, vi una reseña en uno de mis blogs favoritos sobre literatura en el que lo calificaban como “Recomendable (imprescindible para sibaritas)”, por lo que decidí comprobar si era un sibarita.
Antes de continuar debo continuar que hay autores de determinadas nacionalidades a los que tengo mucha manía (con sus excepciones, claro), especialmente a los alemanes y japoneses que tienden más a filosofar e irse por las ramas que a hacer una buena literatura (es mi opinión).
A Handke, pese a ser austriaco, lo meteré en el saco de los alemanes y debo admitir que no ha sido una lectura que haya disfrutado. Más bien me ha dejado indiferente. No sé si es que no estaba en el humor correcto o si simplemente este tipo de novelas que pretende ser un alarde literario, para los no sibaritas nos parece una pérdida de tiempo entre las introspecciones, fobias, anhelos y motivaciones de un escritor.
La reseña oficial nos dice algo sobre el argumento, que por otra parte está perfectamente resumido en el título:
Una tarde de diciembre, a la luz cambiante del ocaso, un escritor, sentado a su mesa de trabajo, decide dar un paseo por el mundo, deambular por patios, plazas y callejuelas, perderse por arrabales y volver a su casa amparado ya en la oscuridad.
En el camino quedará una doble huella: la de la mirada hacia lo exterior y la de la duda que contempla lo que está dentro de sí. Pero todo será visto como si fuera la primera vez, como si al cerrar los ojos la realidad apareciera en su verdad más pura.
Obviamente uno no lee este libro por lo interesante de su argumento, sino para deleitarse con la prosa de Handke. Yo por lo menos lo que más agradecí es que fuera corto, así por lo menos pude pasar a otra cosa sin perder mucho tiempo. Recomendado a sibaritas.