Mi buen amigo Víctor me dejó este libro con una advertencia: “No es Pregúntale al polvo, pero dale una oportunidad”. Obviamente tenía razón. Pero voy a dejar mi opinión para el final e intentar dejar de buscar paralelismos y comparaciones con Pregúntale al polvo porque, obviamente, Un año pésimo va a salir perdiendo.
El argumento según la editorial que lo publica es el siguiente:
Dominic Molise tiene 17 años, es feo, bajo y desgarbado, su familia está en la ruina y él aspira a ser un gran lanzador de béisbol. Tiene una fe inmensa en su brazo izquierdo, un don con que Dios lo ha distinguido, y fe en su capacidad para ligar con la culta y rica Dorothy Parrish. Todos los acontecimientos de su vida predicen su glorioso porvenir: se le aparece la Virgen María, su brazo privilegiado le habla; cuando Dorothy quiere psicoanalizarle, él le roba unas bragas; y cuando el padre, que es un albañil en paro, quiere hacerle comprender la realidad de la vida, Dominic le roba una hormigonera oxidada para costearse el viaje a la celebridad.
En esta obra podemos encontrar aspectos que marcan la obra de John Fante, un retrato de los perdedores, de ese personaje principal, que tiene un don pero que no es capaz de salir para adelante y parece tomar las peores decisiones en todo momento. Un año pésimo está más centrado en la familia (sobre todo la relación padre hijo), la adolescencia, la amistad y las clases sociales. Como no puede ser de otra forma, el estilo es conciso, duro, audaz, contado en primera persona para darle mayor crudeza y realidad a la historia.
Indudablemente tengo que hacer una comparación con Pregúntale al polvo, la obra más famosa de John Fante. Lamentablemente Un año pésimo sale perdiendo. No es que esté mal pero no te engancha y ni te hace disfrutar como con Bandini. El libro está bien. Se nota la mano de Fante y posiblemente lo peor que tenga es que leyera Pregúntale al polvo antes. Si te gusta Fante, te lo recomiendo. Se trata de una novela corta que casi se lee de una sentada.