David Foster Wallace es uno de esos autores que siempre tuve ganas de leer pero que hasta hace poco que cayó en mis manos El tenis como experiencia religiosa no lo había hecho. Posiblemente esta no sea la obra más representativa de su narrativa, pero al ser bastante corta me pareció un buen primer acercamiento a su producción literaria. Digo producción literaria porque en realidad El tenis como experiencia religiosa no es una novela si no dos artículos sobre tenis publicados en 1996 y 2006, por lo que hasta tengo dudas si debería comentar este libro por ser realmente una obra periodística, genero que normalmente no tratamos en este blog.

Dejando claro que no es una novela al uso, sino una recopilación (si se puede utilizar el término “recopilación” para un conjunto de dos) de artículos sobre el tenis que los editores decidieron sacar póstumamente, puedo seguir con mi crítica. Lo primero que debo decir es que me dejo un poco decepcionado. DFW está considerado como uno de los faros de la literatura norteamericana contemporánea. La revista Time considera su novela La broma infinita una de las mejores cien novelas publicadas en inglés desde 1923 o uno de mis blogs favoritos, Venturita en el páramo, lo alaba hasta ponerlo en los más altos altares y podría seguir la lista de críticos, revistas y demás humanos que creen que el señor Wallace es uno de los mejores escritores de nuestro tiempo.

Pues a mí no me acabo de convencer. Reconozco que sabe escribir, se le nota esa fluidez, esa capacidad de observar y contar exactamente lo que ve, lo que quiere transmitir. Pero o eres un amante del tenis (o un acérrimo de DFW) o yo creo que no vale la pena invertir el poco tiempo que se tarda en su lectura. 50 páginas describiendo las diferencias entre Philippoussis y Sampras, y otras 50 páginas (más o menos) hablando de la rivalidad entre Federer y Nadal, salpimentadas de anécdotas, datos sobre el US Open y Wimbledon y su visión personal sobre el tenis me parecen un poco exagerado, posiblemente perfecto para publicar en una revista (como fueron ideados) pero no para publicar juntos en un libro.

Otro tema que me tocó bastante las narices es el uso de las notas a pie de página. Realmente a DFW se le va un poco la mano con su cantidad y extensión. No me gustan como recurso y me parece que entorpecen mucho la lectura.

Resumiendo, si te gusta mucho el tenis o DFW estos artículos te van a interesar, si no yo pasaría a otra cosa. Yo intentaré agenciarme alguna de sus novelas para ver si realmente es tan bueno como dicen.

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