Normalmente leo un libro o porque me lo recomendó algún amigo o porque leí alguna crítica favorable. En el caso de Viaje al fin de la noche de Louis-Ferdinand Céline es distinto. Por una parte me parecieron muy interesante las referencias que encontré en Higiene del asesino, y por otra su sexto puesto en la lista de Le Monde de los mejores libros del siglo XX prometían un libro de lo más interesante.
Lo primero que debemos saber es que este libro se publicó en 1932, casi veinte años antes de que la generación Beat americana revolucionara el mundo de las letras cuestionándose los valores tradicionales, usando un lenguaje de la calle y hablando de sexo y drogas. Todo esto ya lo encontramos en Celine: utilizaba el lenguaje de la calle obsceno y vibrante; su prosa es trepidante llena de vigor, con la que te atrapa en sus aventuras; nos descubre un mundo podrido, lleno de odio, estafas, guerra y en el que poderoso exprime al débil.
El argumento es en parte autobiográfico. Nos cuenta la vida de Ferdinand Bardamu, cómo tontamente se enrola en la I Guerra Mundial, a continuación deserta, viaja a las colonias africanas, después llega a América para acabar de regreso en Francia. Ferdinand siempre se encontrará en situaciones extremas, en las que nos descubrirá un mundo oscuro y plagado de vicios. Parece increíble como refiriéndose a un sociedad que desapareció hace ochenta años, encontremos este libro fresco y actual, demostrándonos una vez más que por mucho que hayamos avanzado tecnológicamente aún nos enfrentamos como sociedad moderna a los mismos problemas que hace un siglo.
Obra maestra de la literatura francesa, recomendable para todo aquel que tenga un poco de estomago ya que las putas, la guerra y las verdades no son para todos los estómagos. Baste una cita para que me entendáis: “Os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto: cuando los grandes de este mundo empiezan a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón”.